¿Qué es la valvulopatía mitral?
La sangre que entra el corazón tiene que seguir un camino determinado. De eso se encargan cuatro válvulas, que solo dejan que la sangre fluya en la dirección correcta.
Una de estas válvulas es la mitral, cuyo cometido es evitar que la sangre vaya hacia atrás una vez que el músculo cardiaco se contrae.
De este modo, la enfermedad se da si la válvula no funciona bien, lo cual puede ocurrir de dos maneras diferentes.
Estenosis mitral
Cuando la válvula está en perfecto estado, la sangre pasa de la aurícula izquierda al ventrículo izquierdo, sin nada que le ponga freno. Sin embargo, esto no ocurre con la estenosis mitral al estar la válvula dañada y no abrirse por completo.
Pasa menos sangre de la que debe desde la aurícula al ventrículo, por lo que el corazón se esfuerza más de lo necesario. Como resultado, el músculo acumula presión, la cual también se puede derivar a los pulmones.
Insuficiencia mitral
Este es un caso distinto, puesto que lo que ocurre es que la válvula mitral no se cierra al completo (lo tiene que hacer de manera hermética).
Con la válvula que no cierra, la sangre vuelve hacia la aurícula izquierda cuando hay una contracción, metiendo en ella más sangre de la debida. Eso hace que el ventrículo tenga que trabajar más para poder sacar ese exceso de sangre.
Síntomas de la valvulopatía mitral
El mal funcionamiento de una válvula mitral y sus síntomas no siempre son fáciles de detectar cuando la enfermedad está comenzando. De ahí lo importante que es hacerse chequeos médicos, en especial en edades avanzadas.
Experimentar sensación de fatiga es uno de los síntomas de la valvulopatía mitral. El cansancio no se va en todo el día, a lo que suele acompañar la hinchazón en los tobillos, en los pies o en el abdomen.
Asimismo, pueden darse palpitaciones o falta de aire durante el ejercicio físico, aumentando esa sensación con el paso del tiempo hasta en reposo.
Sus síntomas son idénticos a los de otras afecciones cardiacas, aunque se diferencia porque genera unos soplos propios. Un médico puede escucharlos simplemente aplicando un fonendoscopio.
Diagnóstico y tratamiento de la valvulopatía mitral
Una vez que el médico sospecha que existe un problema en la válvula mitral, puede pedir una serie de pruebas para llevar a cabo un diagnóstico.
Dentro de las principales, indolora y sencilla, está el ecocardiograma. Mediante las ondas sonoras se puede interpretar cómo está el corazón y si la válvula mitral realiza bien su trabajo.
También se recurre a la resonancia magnética cardiaca, pues esta da imágenes muy detalladas de la válvula mitral. Otra prueba muy útil es la de esfuerzo, con la cual se averigua de qué manera responde el corazón cuando se le pide un trabajo extra.
¿Qué tratamientos existen?
En cuanto al tratamiento, este siempre comienza con medicamentos como los betabloqueantes y los diuréticos que eliminan la retención de líquidos.
Si la enfermedad avanza, no queda más remedio que pasar por el quirófano para reparar la válvula o cambiarla (por una mecánica o biológica).
Existe otra opción, que ha ido ganando popularidad y es la de colocar un clip mitral. Con él se repara la válvula a través de un catéter, por lo que la valvulopatía mitral se corrige sin el riesgo que conlleva una intervención tradicional.