¿Qué son las carillas dentales y cómo funcionan?
Son láminas muy delgadas de diversos materiales como la porcelana, que se adhieren a la parte frontal de las piezas dentales. Su misión es la de mejorar la apariencia de los dientes que presentan manchas, espacios irregulares, fracturas o desgastes.
La colocación de estas carillas dentales es un procedimiento mínimamente invasivo, lo que las convierte en un tratamiento muy apreciado. Esto también se debe a que se pueden adaptar a cada paciente, al poder personalizarse el color, la forma o el tamaño de las mismas.
Beneficios de las carillas dentales
Ofrecen una gran cantidad de beneficios, por lo que son una opción excelente para aquellos que quieren mejorar su sonrisa.
No es raro que los pacientes presenten espacios entre los dientes, pequeñas fracturas por traumatismos o irregularidades en esmalte con un desgaste irregular. De este modo, esto se corrige con las carillas.
Además, el resultado es inmediato. Nada más colocarlas, la mejora es más que evidente, sin tener que esperar meses con el fin de notar una sonrisa perfecta.
Para que duren en el tiempo, conviene que un especialista las revise de manera periódica. Por eso, es importante tener acceso a un buen especialista en seguros dentales, el cual recomiende la mejor póliza que cubras estas visitas al odontólogo.
Tipos de carillas dentales: ¿Cuál es la mejor opción?
Hay dos tipos de carillas, cada una con sus ventajas y sus inconvenientes que hay que conocer a la hora de decidirse por unas o por otras.
De porcelana
Duran más y resisten mejor a las manchas. También ofrecen una apariencia más natural, pero son más caras porque se elaboran en un laboratorio. Eso quiere decir que se necesita más tiempo para su colocación.
De composite
El otro tipo de carillas dentales se fabrican con composite. Eso las hace más económicas y permite que se pongan en una sola consulta. Como desventaja, duran menos tiempo y son mucho más propensas a mancharse.
Proceso de colocación de las Carillas Dentales
Todo empieza con una consulta, en la que el profesional valora si el paciente es apto para llevar carillas y estudia su boca. Aquí, el cliente dice lo que espera de las carillas, explica qué color y tono quiere, etc.
Con las decisiones ya tomadas hay que tratar el diente. Se debe retirar una cantidad mínima de esmalte, que será la misma que el espesor de la carilla.
Un siguiente paso consiste en tomar impresiones de la boca con las cuales se fabrican las carillas a medida, que después se colocan preparando el diente. Este se limpia y se graba, pues hay que crear una superficie áspera con el fin de que la carilla se una bien.
Se termina adaptando las carillas, quitando el cemento si hay un exceso y evaluando la mordida por si es necesario hacer algún ajuste.
Aquí, las coberturas de los seguros de salud dental pueden ser de ayuda, puesto que el descuento en el tratamiento con respecto a los precios del mercado llega a ser de hasta el 40 %.
Cuidados Posteriores y Durabilidad de las Carillas Dentales
Cuando el paciente ya tiene las carillas, debe cuidarlas con el fin de que duren más tiempo en perfecto estado.
Esto se consigue con una buena higiene dental. Hay que cepillar los dientes al menos dos veces al día, sumando el uso de hilo dental que evitará que la placa se acumule.
También se debe eludir, en lo posible, el consumo de alimentos y bebidas que manchen las carillas. Esto quiere decir que no hay que beber café, vino tinto o té.
Por último, mantener las carillas será más fácil si se hacen visitas periódicas al dentista. Los seguros dentales pueden ser de ayuda, puesto que en muchos de ellos estas revisiones son gratuitas.